Escrito por: Yovanu

Escribo desde Buenos Aires, Argentina, no es lo más al sur que se puede estar, pero casi, así que si bien geográficamente tengo una visión austral del mundo,mi imaginación no conoce fronteras. Me gusta encontrar belleza en lo extraordinario y lo cotidiano, lo grandioso y lo pequeño, así que no es raro verme con una cámara de fotos de aquí para allá captando todo aquello que ven mis ojos y más, en especial lo imperceptible.

Este capítulo comienza con Kim feliz, radiante, enamorada de Sugar y de la vida, nada puede contra ella, luego del beso con su amiga nada puede empañar su felicidad y obviamente la del futuro perfecto de amor que supone le espera.

Porque para nuestra adorable pelirroja, ese beso tiene que haber marcado un antes y un después no sólo en su vida, sino también en la vida de su amiga. ¿Qué importa que no fuera un beso que surgió del deseo común? Un beso es un beso, y en este caso mucho mejor que los que había imaginado.

Con esas ganas de vivir, esa alegría exultante, ese amor que se le escapa por los poros, nuestra Kim decide hacer frente al día que comienza. Ni su familia desastrosa, ni su vecino acosador pueden arruinar su estado de felicidad absoluta. Por supuesto, nuestra Kim está convencida que así como ese beso dio vuelta su mundo, de igual manera el de Sugar. Pero claro, el amor nos impide ver la realidad, vemos soleadas las frías mañanas de invierno, más coloridas las flores y más buenas a las personas, incluso se nos borra de nuestras cabecitas que algunas personas no cambian nunca. Bueno, así está Kim. Enamorada.

Y en ese estado se dirige a casa de Sugar suponiendo encontrarla igual que ella, pero claro, mientras más cerca está una del estado de nirvana, más duro es el golpe al caer en la triste realidad. A Sugar ese beso no le importó en absoluto, no tuvo mayor trascendencia que la de querer satisfacer el deseo de Guillaume. Por eso, cuando llega a su casa, la encuentra preparando las maletas para irse a París.

Sugar Rush

Kim intenta entender porque su amiga querría irse a París, pero claro, Sugar sólo escuchó de Guillaume las palabras que tradujo Kim, por eso piensa que él está enamorado de ella y que la considera un ángel. Kim ahí se da cuenta que haber intervenido de esa manera ahora estaba teniendo sus consecuencias.

Mientras Sugar se dirige maleta en mano a emprender su viaje, Kim por todos los medios intenta que razone, que el colegio, que su madre, que apenas lo conoce, pero nada de todo esto le importa a Sugar, ella está convencida que al llegar a París él va a estar esperándola con los brazos abiertos y se van a casar.

Mientras Sugar se va a comprar un diccionario para poder entenderse mejor con Guillaume, Kim se queda en la puerta pensando que nada podía ser peor, pero siempre puede ser peor, de repente puede aparecer tu acosador con cara de marmota delante de ti paseando a su perro.

Sugar Rush

En otro punto de la ciudad, vemos a Stella que comienza a recibir cajas con todas sus pertenencias que le envía Nathan.

Sugar Rush

Mientras tanto Kim sigue intentando que Sugar entre en razón (Ay Kim, corazón!, pero ¿alguna vez Sugar hizo algo razonable?); entonces, presionada por las circunstancias y por la inminente partida de su amor imposible, decide confesarle que quizá no tradujo literalmente todo lo que dijo Guillaume. Sugar no le cree porque dice que su francés es muy bueno, entonces Kim le recuerda que Guillaume la llamó “putain” y Sugar le responde que sí, que lo recuerda, que significa “ángel” (para ser tan despierta para algunas cosas es bastante tonta para otras). Kim le dice que no, que se fije en su diccionario lo que significa.

Sugar enfurecida se va insultando al aire y nuestra Kim como es ya un clásico, persiguiéndola.

Mientras tanto, Nathan se encuentra charlando con Matt y dándole consejos sobre lo que debe hacer cuando sea grande con las mujeres, para que no le suceda lo mismo que a él. Explicándole que nunca les debe creer, que seguro mienten, que hay que controlar todo lo que hacen, lo que dicen, los gastos, leer sus diarios personales, desconfiar si se ven felices porque seguro viene lo peor, que en lo posible, no deberían salir nunca de casa, etcétera. Y pienso entonces que seguramente si ya Matt tenía problemas para socializar antes, con estos consejos seguramente va a estar mucho mejor.

En contraposición vemos a Stella que comienza a sentirse triste y frustrada por no estar con su familia, seguramente su honeymoon con Dale, el decorador ya está llegando a su fin.

Más tarde vemos a Sugar y Kim en plan “Livin´la vida loca” yendo a bailar y emborracharse y en el caso de Sugar, podemos agregar el acostarse con alguien, porque eso sería el menú habitual. Cuando están por entrar al lugar, como no podía ser de otra manera, hace su aparición el sexualmente frustrado acosador de Kim.

Tom es persistente y no entiende ni las directas ni las indirectas, así que se queda a un costado viéndolas beber. Sugar se lamenta porque dice que nunca va a encontrar a alguien que lo haga tan bien como Guillaume, y se pregunta como puede ser que alguien que te hace sentir tan bien sea a la vez tan malo para una (¡Hey! ¡Kim! ¡Esa respuesta tendrías que saberla!).

Sugar dice la típica frase de chica hetero despechada “Voy a pasar de los hombres” (en mi humilde opinión algunas deberían dejar la retórica y pasar a la práctica…) y Kim tiene un arranque sentimental y comienza a acariciarle el pelo a su amiga en plan cariñoso, y a decirle que quizá está buscando en el lugar equivocado, en la persona equivocada.

Kim y Sugar

Kim le intenta explicar que podría buscar alguien más sensible y tranquilo, pero Sugar le aclara que ella no está buscando alguien para ver películas precisamente….entonces empieza a preguntarle a Kim, de los presentes en el lugar, a quien prestarle atención. Kim le dice que está harta de verla en ese plan, Sugar no entiende cual es el problema, incluso le dice que ella podría hacer lo mismo, pero claro, la frustración de nuestra pelirroja ya es insuperable y decide irse.

Se da cuenta que su momento ya ha pasado, que había obtenido su beso y eso era todo lo que iba a conseguir de Sugar.

Luego de un momento de tristeza y melancólica meditación decide que Sugar tiene que saber lo que le pasa, tiene que entender porque está así, va a terminar con las mentiras y le va a decir la verdad. Así es como nuestra ¿heroína? se dirige a casa de su amiga dispuesta a confesar su amor pero cuando llega encuentra a su amiga durmiendo.

Kim se sienta en su cama y comienza a hablarle de lo que le pasa, de sus sentimientos por ella hasta que finalmente le dice que está enamorada…pero claro, nada es tan simple y directo, en ese instante vemos aparecer por la puerta a Sugar quien se sorprende de ver a Kim en su habitación, entonces ¿quién está bajo las sábanas?

Ok, ¿algo más le podía suceder? No sólo confiesa su amor en el momento equivocado y a la persona equivocada, pero que justo sea tu acosador vecino es mucha suerte para la desgracia.

Al siguiente día Kim se despierta y se da cuenta que hubiera sido mejor emborracharse para no recordar nada, pero lamentablemente no es su caso, así que con su mísera vida sentimental a cuestas se encuentra con Sugar que le habla de la noche con Tom o al menos de lo poco que recuerda. Esto para Kim es lo más parecido al infierno en la tierra o a estar viviendo en una realidad paralela sin su consentimiento. Al parecer Sugar no recuerda demasiado pero se la ve feliz e inconciente (como siempre) y arreglando para volver a verse con Tom más tarde ese día. Kim intenta explicarle a su amiga que cuando le dijo que buscara alguien más sensible y agradable, de ninguna manera le dijo alguien patético y desesperado pero Sugar es Sugar, y no escucha razones.

Kim se encuentra consternada, podía entender lo del francés, incluso lo de cualquier tipo que conociera una noche, pero ¿Tom?, ¿Tom antes que ella?

Ante este panorama desolador toma una decisión desesperada para impedir que Sugar y Tom se encuentren nuevamente. Ve a Tom que entra a un negocio y deja a su perrita atada en la puerta y sin pensarlo dos segundos, la secuestra.

Por supuesto Tom cuando regresa y no la ve, se desespera (Ay Kim! ¿era necesario?) y empieza a buscarla como loco, pero enseguida recibe un mensaje:

Si quieres recuperarla, recógela a las ocho en Blackmead

Mientras tanto Kim llega al lugar donde va a dejar la perrita para que la vaya a buscar Tom, y la ata a un poste, sabe que lo que está haciendo es horrible pero no puede permitir que semejante marmota le ponga las manos encima a lo que le pertenece, o sea, Sugar.

Como era de esperar, cuando llega la hora del encuentro entre Tom y Sugar, éste no aparece, pero quien si aparece, (¡oh casualidad!), es Kim, quien con su cara rebosante de inocencia le pregunta a su amiga si Tom la dejó plantada.

Sugar le dice que al final los chicos agradables y sensibles tampoco se salvan pero como en realidad tampoco le importaba demasiado todo el asunto, decide ofrecerle a Kim emborracharse con vodka barato, lo que por supuesto Kim acepta sin dudarlo.

En ese mismo momento vemos a Tom desesperado que llega corriendo al lugar donde Kim dejó a su perrita, pero resulta que ya no está, sólo quedó la correa, Tom mira hacia donde lo lleva la correa y en eso escucha una frenada de coche y…adiós canino.

No sé a ustedes pero me pareció muy cruel esta escena, ya sé que Kim no suponía que la perrita iba a terminar debajo de las ruedas de un coche pero… ¿era necesario? ¿Todo esto por la egocéntrica de Sugar? En fin, continuemos.

Más adelante vemos a Kim y Sugar en la playa emborrachándose, mientras Sugar comenta que lo suyo con Tom fue algo que mejor olvidar y que se dio cuenta que su amiga estuvo celosa todo el día, por eso le dice a Kim que quizá los tipos sensibles y agradables son como para ella. Kim le dice que Tom no es para nada su tipo, que no es lo que ella busca. Entonces Sugar, riéndose, le dice, que sino estaba celosa por él quizá estaba celosa por ella, Kim se queda mirándola en silencio, y ahí Sugar se da cuenta que su amiga está enamorada de ella.

Kim prefiere irse porque no sabe que decir y Sugar se queda en la playa totalmente confundida.