Escrito por: Yovanu

Escribo desde Buenos Aires, Argentina, no es lo más al sur que se puede estar, pero casi, así que si bien geográficamente tengo una visión austral del mundo,mi imaginación no conoce fronteras. Me gusta encontrar belleza en lo extraordinario y lo cotidiano, lo grandioso y lo pequeño, así que no es raro verme con una cámara de fotos de aquí para allá captando todo aquello que ven mis ojos y más, en especial lo imperceptible.

Bienvenid@s nuevamente ladies (y gentlemen, porque alguno habrá entre tanto cotorrerío nuestro), démosle paso al capítulo 9 de esta saga obsesivo-azucarística para ver qué nos depara hoy.

Kim se encuentra radiante y feliz, Sugar ya no forma parte de su vida (sigamos repitiéndolo y ella también, quizá lo terminemos creyendo), tiene 15 años, ni un grano y una vida por delante. Pero recordemos que nuestra pelirroja no vive sola (si así fuera, la mitad de los problema que tiene no existirían), sino con sus adolescentes padres. Luego de lo acontecido el capítulo pasado, donde casi perdemos a Stella mientras trataban ella y Nathan de salvar su matrimonio, ya la tenemos de vuelta en todo su esplendor, o casi, más bien se encuentra en cama quejándose, dando ordenes, haciéndole pagar a Nathan lo que pasó en ese accidentado encuentro sexual que tuvieron.

Nathan, harto de esta situación de maltrato constante (porque sí, tiene sangre en las venas), decide lo impensado, o al menos lo es para Kim cuando su padre le dice que cuide de su hermano porque se va a alejar un tiempo. O sea, trato de imaginar lo que puede ser esa casa con los integrantes que le quedaron y sólo veo caos, por un lado la egoísta Stella quien además ni idea tiene de nada, ni de tareas domésticas, ni de cuidar a sus hijos; tenemos también al niño extraterrestre y finalmente Kim, aparentemente la más madura de los tres, así que cualquier cosa puede pasar.

Kim Sugar Rush

Kim se encuentra devastada, y así la vemos llorando en un bar con la mirada perdida, pero como esto no es un drama total, por obra y gracia de los guionistas, en el mismo bar está la chica linda que conoció en el grupo de homosexuales en recuperación. La niña en cuestión (seguimos sin saber el nombre) ve a Kim llorar y se acerca a su mesa, se presenta como Beth (¡al fin!) y como Kim pone cara de no tener ni idea quién es (¡vamos Kim!, conociste dos chicas en nueve capítulos, tampoco es para estar tan desmemoriada), le aclara que es del grupo donde estuvieron la semana anterior.

Beth se sienta en su mesa y Kim le cuenta que Nathan los abandonó por culpa de la zorra de su madre, todo por culpa del accidente que tuvieron en la velada pastelística. Le cuenta lo de las ladillas, de su hermano que es un freak… y claro, Beth, como cualquier persona que lleva una vida menos plagada de situaciones tragicómicas no lo puede creer (Run Beth Run)… y para completar el espectro deprimente, le dice que ella tampoco tiene mucho de lo cual estar orgullosa, ya que es una lesbiana homofóbica y desesperada por acostarse con una chica que nunca se va a fijar en ella. (¡Cuánto sincericidio! No es necesario que tomen este ejemplo como algo que tengan que hacer en un primer encuentro, porque lo más probable es que la víctima… no, no, perdón, la chica en cuestión, huya despavorida).

Pero Beth no sólo no huye despavorida sino que le confiesa que ella de cristiana muy poco, excepto su rollito con la profesora de religión, Sor Angela… y que en realidad se apuntó al grupo cristiano para ver qué había (¡qué genial algunas como se las arreglan para buscar chicas donde sea!).

Y ya a esta altura del capítulo nuestras dos chicas no paran de cruzar miradas, se miran sugestivamente los labios y Kim le dice que podrían ir a otro lugar… no, no, mal pensadas, ¿Qué se creen que es esto? Nuestras chicas se van a caminar…

Pero como la tranquilidad no es algo que acompañe a Kim a diario, alguien tenía que interrumpir… tenemos de vuelta a Tom, no nos íbamos a librar tan fácilmente de él ¿qué creyeron? Bueno, la misma cara de decepción que pusieron ustedes es la que pone Kim cuando lo ve aparecer. Por si alguna no recuerda, la última vez que Kim y Tom se habían visto había sido en la cama, entonces en la mente simple y lineal de Tom, esto supone tener algún tipo de “derecho” sobre Kim, una relación o un algo, por eso no entiende que Kim no le haya respondido los cientos de mensajes que le envió.

Kim, viendo que no puede seguir simplemente ignorándolo, decide decirle que lo siente mucho pero que es gay (en realidad eso de “lo siento mucho” es para hacerlo sentir mejor, porque no lo lleva mal para nada). Tom le pregunta si está segura (a ver, Tomacito, corazón… ¿se supone que quizá Kim justo esa mañana se olvidó de revisar el correo para ver si había habido algún cambio en su orientación sexual? ¿Quizá no le había llegado el telegrama orientador o lo interpretó mal? )

Pero bueno, por si tenía algún atisbo de duda, nuestra niña mira a Beth y le confirma a Tom que está muy segura. Ésta es la primera vez que Kim sale del armario con alguien sintiéndose orgullosa. (¡Bienvenida al mundo de los out & proud Kim! Que fuera del armario se respira mucho mejor…) 😀

A continuación las dos se van a la playa, Beth le dice que no vale la pena sufrir por el “dulce”, “caramelo” o como sea que se llame. Kim le aclara que es “sugar” y Beth le dice que es lo mismo, que el único efecto que tiene el azúcar es subirte demasiado rápido y luego dejarte caries. Le dice que no puede creer que en tres meses que lleva viviendo en Brighton sólo haya conocido una chica que le guste, porque Brighton es precisamente un lugar perfecto para conocer chicas (¡¡apunten la ciudad para futuros viajes ya mismo!!).

Kim y Beth Sugar Rush

Le pregunta si desde que se mudó tuvo oportunidad de nadar, y la desafía a meterse en el agua… (a ver, es invierno, veo a Kim bastante abrigada y Beth la invita a nadar con el frío que hace… ¡qué genial! Una le contagia las ladillas y ésta le va a generar una pulmonía… ser lesbiana adolescente tiene sus riesgos para la salud, es evidente).

Y Kim que es más fácil que la tabla del dos para algunas cosas, acepta y se mete al agua.

Kim y Beth Sugar Rush

Obviamente después del chapuzón glacial y con la ropa empapada, algo tenían que hacer, así que vemos cómo están secándose el pelo y la ropa en un baño. Mientras Kim se seca el pelo mirando quién sabe para dónde, Beth ya le echó el ojo y se le nota la mirada dispuesta a atacar, así que se acerca a Kim, comienza acariciándole el pelo y en 5, 4, 3, 2, 1, ¡Beso!

Kim y Beth Sugar Rush

Más tarde,Kim y Beth ya no se están besando, ni están semi desnudas en un baño, sino que están vestidas y caminando sin rumbo fijo. Beth le cuenta a Kim de su primera relación con una mujer, como fue la reacción de sus padres, etcétera y le pregunta cómo reaccionaron los de ella, pero con la de desastres que ya tienen esos dos solos, como para enterarse que tienen una hija lesbiana, Kim le dice que le resulta raro hablar de sus cosas con alguien porque es algo que con Sugar es imposible, que le encantaría conocer a alguien que se preocupe por ella y que le guste. Beth le pregunta si quizá alguien con quien se sienta a gusto… y otra vez a mirarse los labios y ya sabemos como termina esto, en 5, 4, 3, 2,1 ¡Beso!

Más adelante, están las dos sentadas charlando y Beth convence a Kim que quizá debería intentar arreglar las cosas con Stella, que seguramente no volvió a la casa porque se aburrió del decorador sino porque en algún lugar muy remoto de su corazón los quiere. Es evidente que Beth no conoce a Stella, pero de alguna forma se las arregla para convencer a Kim de generar un acercamiento con su madre.

Kim se dirige a su casa y encuentra a su madre en el sofá cual faraona egipcia, (Ironía Mode=On) preocupadísima por la suerte de su familia (Ironía Mode=Off).

Kim le dice a Stella que eso así no va a funcionar, que siempre fueron un lío pero que no es justo ni para ella ni para Matt llevar la vida desastrosa que llevan. Kim le dice que ella ya sabe que el instinto maternal no es su fuerte, a lo que una Stella entre indignada y sorprendida le dice ¿a caso quieres decir que no soy una buena madre? OMG!!! ¡¡¡No sólo era un desastre de madre sino que ni siquiera era consciente de ello!!! Kim le contesta que aún así la quieren, pero que por favor haga que vuelva su padre, que los quieren, pero juntos.

Por primera vez en su vida Kim se siente una adulta, había logrado que su madre llame a Nathan para que vuelva y además tenía una cita. Todo parecía ir de maravilla. Sin embargo, en el maravilloso mundo sugarrushesco las cosas no se dan así de fácil, Nathan vuelve para hablar con Stella, pero le plantea que aunque la ama, él no puede seguir así porque se siente patético, que hasta entiende que le haya puesto los cuernos, y considera que lo mejor es que Stella se vaya de la casa.

Mientras tanto Kim se encuentra a metros de Beth para su cita cuando comienza a sonar su móvil, atiende y del otro lado se escucha a Sugar llorando diciéndole que la necesita, que se metió en un lío grande.

Kim Sugar Rush

En ese momento Beth gira y ve a Kim, quien está desorientada sin saber qué hacer, si ir al encuentro de Beth o acudir al llamado de Sugar. Y por más que yo le grite a la pantalla, Kim no me hace caso y se va corriendo dejando a Beth plantada.

Ascooo de Sugar, Ascoooo de Kim, ¡eso no se hace!

Ok, ok, respiro, ya se me pasa… veremos qué nos depara el próximo y último capítulo de esta temporada. ¿En que lío se metió Sugar? ¿Stella y Nathan definitivamente se separarán? ¿Kim tendrá un final feliz?

Manténganse en sintonía con lesbicanarias.es y quizá tengan una respuesta, o dos, o ninguna, quién sabe… 😛