libros lésbicos

El complejo hostelero de Raquel es original, casi podría decirse que único. Se trata de una especie de palacete rural donde los huéspedes no sólo se alojan con total comodidad, sino que también pueden asistir a seminarios de formación artística, en concreto cursos de musicoterapia. Todo un placer. Ella trabaja allí como una más de sus empleados y no es raro verla atendiendo en recepción, subida a un andamio o… a punto de caerse de él. Porque Raquel es una artista de la música y cuando se abstrae, inmersa en sus pensamientos, pierde hasta el equilibrio.

En ese paradisíaco marco hotelero disfruta de un descanso Paula, quien ha ido a acompañar a un amigo asistente a los cursos. Mientras su amigo -que es psicólogo y le vienen bien esas actividades para su reciclaje profesional- va a clase, Paula deambula por las instalaciones y se relaja. A fin de cuentas está de vacaciones. Con tanto vagabundeo no puede por menos de ver a Raquel varias veces. Y Raquel no la deja indiferente. Al principio siente curiosidad, después una cierta animadversión (provocada porque la dueña del hotelito es un tanto borde y desafiante) y pronto descubre que le gusta estar con ella más que a un niño un caramelo.

A Raquel tampoco le resulta indiferente la huésped. Al principio le intriga su modo de actuar -va acompañada siempre por una libreta donde todo lo apunta y todo lo dibuja- y en seguida esa expectación se torna en verdadero interés. La propietaria del remanso hotelero se sabe atractiva, con sus inmensos y azules ojos, su hermosa cabellera y una personalidad enorme. Es muy consciente del efecto que puede producir a poco que se esfuerce. De hecho, el amigo de Paula se fascina cada vez que nota su presencia. ¿Es acaso Paula inmune a sus encantos? Si a todo lo demás añadimos su faceta de artista, Raquel se vuelve irresistible. Toca el violonchelo de un modo magnífico, con verdadera emoción. Algunas veces participa en los seminarios y es entonces cuando la gente es consciente de que por sus venas corre un auténtico temperamento musical.

Su largo pelo suelto, las curvas de sus brazos, la falda ondulando al compás de sus movimientos y ella y su chelo en un baile sin igual. Lo amaba, amaba a aquel instrumento, más que tocarlo pareciera que lo acariciara y que se perdiera en los sonidos con los que la correspondía. Daba y recibía. Un acto de amor.

No tan público, por no resultar tan llamativo, es que Paula sea también una artista. El bloc que la acompaña atesora verdaderas obras de arte, tanto en forma de bocetos como por el valor estilístico del diario íntimo que contiene. Paula escribe y dibuja en su bloc y, de este modo, vierte en él parte de su alma. Y por ello, lógicamente, la lectura del cuaderno puede suponer para ella una grave intromisión en su más profunda intimidad.

Dos personalidades tan afines, aunque aparentemente tan opuestas, no pueden evitar atraerse. Y esto es lo que sucede.

Ahora bien, precisamente porque ambas son espíritus creativos, combativos y sensibles, su relación no puede ser una balsa de aceite. Tendrá sus tormentas y estará llena de encuentros y desencuentros. En realidad, esta parece ser la esencia de lo que se traen entre manos: una guerra amorosa, con diferentes batallas en las que avanzan, pero a la vez realizan retiradas estratégicas. Esa lucha continua, llena de frases con doble sentido y de movimientos ambiguos, constituye el eje de la conquista amorosa que las dos pretenden. Es una conquista deseada por ambas, pero entorpecida por las dudas y la inseguridad.

La novela es muy introspectiva. Tanto Paula como Raquel intentan sondear a la otra persona, conocer su interior para comprenderla. En el fondo, el juego de tanteo al que tanto juegan obedece al miedo de precipitarse en el cortejo y descubrir las cartas demasiado pronto, provocando la posible estampida de la contraria.

El problema fundamental es que ninguna de ellas sabe lo que siente la otra, y tampoco tiene claro lo que siente ella misma. ¿Es amor o una simple –aunque arrebatadora, fogosa e irresistible- pasión física?

Sería tan fácil…pero quería más, quería lo difícil. Sabía que su cuerpo se enamoró del cuerpo de Paula aquellas dos semanas que compartieron y, sobre todo, los últimos días y que había sentido su necesidad todos esos meses sin verse hasta convertirse en casi una obsesión; pero lo quería todo, quería el amor y algo le decía…que estaba en ella.

Aquí es donde muy probablemente reside el principal interés del desarrollo argumental de la novela: en ese proceso de cortejo continuado, esa contienda – a veces juguetona y a veces peligrosa- que no tendrá vencedores y vencidos. En tal guerra solo pueden ganar o perder ambas combatientes: terminando juntas o separadas. La obra tiene dos partes: el encuentro de Raquel y Paula en el hotel, con la evolución de su atracción y la historia que sucede tiempo después.

Lo que une las situaciones es el movimiento de vaivén atracción-desapego con el que se juntan y se separan sucesivamente. Es decir, el desplazamiento típico de una marea, como se marca con claridad en la autocita que preside la sinopsis del libro:

En su libreta, había apuntado una frase de un libro de Virginia Woolf, Las Olas…” ¿Cómo era?”…“La ola se detenía, y después volvía a retirarse arrastrándose, con un suspiro como el del durmiente cuyo aliento va y viene en la inconsciencia.

Lo pensaba y el símil le parecía impactante; en cada acto, en cada mirada, en cada suspiro, Raquel avanzaba hacia ella para luego retroceder; ¿lo hacía inconscientemente o con premeditación?, el mar te atrae y te capta sin proponérselo y en otras ocasiones pareciera aliarse con el viento, el cielo y las aves para no dejarte escapar.

Resulta una novela entretenida. Quizás la cesura en la relación de Raquel y Paula, esa forma tan clara de establecer dos partes, reste un poco de unidad a la obra. Pero la verdad es que la historia pide esa ruptura y hay que dársela para que funcione bien.

La autora se ha cuidado de proporcionar un cierto bagaje vivencial a las protagonistas: no surgen de la nada y tienen un presente inmediato. Ellas han vivido un pasado también y, muy especialmente en el caso de Raquel, resulta decisivo para comprender su personalidad.

Además, las reflexiones abundantes sobre la naturaleza de los sentimientos contribuyen a dotar de fondo a la narración. No es una novela en que simplemente pasan cosas, hay personajes con emociones encontradas y….amor. Creo que es una bonita historia que merece ser leída. Que la disfrutéis, si os apetece.

Edición citada: Carmona, L. Encuentros sobre azules . E-book versión Kindle. 2014