Empezamos el episodio número 7 de Killing Eve con nuestra protagonista saliendo del hotel a desayunar justo cuando Carolyn llegaba. Se ve que ha tenido fiesta la noche anterior. Justo en ese momento recibe la noticia de que Nadia está muerta, algo que a Carolyn no la inmuta, así que las dos se van a desayunar.

Ahí se encuentra con Konstantine, que por lo visto es el que pasó la noche con Carolyne y que no siente la más mínima pena por haber dejado a Villanelle encerrada en la cárcel para pudrirse. Eve de inmediato quiere respuestas, sobre todo insiste en investigar a la presa que teóricamente mató a Nadia porque tiene claro que fue Villanelle. Pero Konstantine se niega en redondo con la excusa de que, fue us interés lo que probablemente provocó su muerte.

Obviamente, Eve se huele desde lejos que algo anda muy mal, pero Carolyn le para lo pies y Konstantine se levanta advirtiéndoles que sería bueno que se marcharan ya de su país porque nadie las invitó a venir. Carolyn le ordena a Eve y a Kenny (que apenas llegaba) que se regresen. Pero ambos deciden que pasan un kilo de sus órdenes y que investigarán un poco más por su cuenta.

Mientras tanto Villanelle está más aburrida que una ostra en la cárcel intentando encontrar una salida a su situación. Porque además la han encerrado con otra presa del tamaño de una montaña que parece catatónica. Así que en cuanto una guardia se acerca la rubia le ofrece sexo descarádamente para que la deje salir, pero para su mala suerte la mujer es hetero. Eso sí, le pasa información, la presa con la que está es peligrosa y más le vale no dormirse.

Cuando le empieza a entrar sueño, la mujer hace de todo para no caer. Que si ejercicio, que si arrastrarse por el sueño, que si contar las motas de suciedad en la pared. Pero llega un momento en que se le cierran los ojos y ¡madre mía! Apenas lo hace la otra presa se saca una navaja de la boca y va a por ella con todo.

Sinceramente yo sufría por Villanelle porque esta mujer la duplica en peso y estatura, pero la rubia se sabe cuidar sola. Consigue trepársele detras y ella no necesita navaja, a mordisco limpio le corta la yugular. ¡Gore!

Eve por su parte se lanza a la caza y captura de Ana, la mujer cuyo marido mató Villanelle. Ella cree que la asesina está muerta (como todo el mundo) pero Eve consigue hacerle creer que necesita saber todo lo posible de ella para capturar a otra persona, así que Ana accede a enseñarle unas cartas antiguas que tiene y la invita a su casa.

Ahí le cuenta la historia de como se conocieron. Ana era la maestra de idiomas de Villanelle que llegó con un historial de violencia y huérfana. Todo el mundo le tenía miedo, pero Ana decide que puede ayudarla, así que se esfuerza el triple en llegarle. Le mete horas extras de clases, le da cariño siempre que puede y Villanelle se lo paga con atenciones. La rubia siempre quiere estar con ella y le trae regalos costosos que nadie sabe de donde han salido.

La manera en la que Ana habla de Villanelle nos cuenta muchas cosas, porque si bien, sus palabras nos dicen que entre ellas dos jamás hubo nada, el hecho de que guarde un montón de recuerdos de ella, todas sus cartas e incluso algunas fotografías de las dos juntas en una cajita especial, nos hace sospechar que detrás había algo más y mucho más intenso.

Eve también lo capta y le pregunta si ella correspondía a Villanelle, pero Ana responde que no, luego le cuenta que un día bromeando con la rubia esta le dijo que solo le gustaba su marido porque tenía pene y Ana dijo que sí. Así que al otro día, Villanelle se lo cargó, le cortó el pene y la esperó con la casa llena de globos para hacer una fiesta. ¡Mal rollito!

Eve decide decirle la verdad, que Villanelle está viva y que está liada con gente mala malota. Como consejo le dice que se vaya con una amiga por si acaso intenta contactarla pero para su sorpesa, Ana le pregunta ¿cómo está ella? ¡WTF!

Una vez pasado el shock, Eve le pregunta cómo se enteró de que Oksana estaba muerta y ella le responde que se lo dijo un hombre. Así que Eve le muestra la foto que tiene de Konstantine y sí, fue él quien le dio la noticia. Ana entonces le entrega a Eve un saco que le llegó un mes después de que le dijeran que Oksana estaba muerta. Ella pensaba que lo había enviado antes de morir.

Dentro del saco Eve encuentra dinero y un pasaporte así que sospecha mucho. Más cuando al irse Ana le hace prometer que si encuentra a Oksana se lo comentará, porque quiere verla una vez más. Así que de plano pregunta si tuvo sexo con Oksana alguna vez y se lleva un no y un portazo en toda la cara.

Villanelle por su parte no sabe a donde va, la han sacado de la cárcel a rastras junto a la otra presa que se supone mató a Nadia y las llevan escoltadas en una camioneta rodeada de dos patrullas policiales. Villanelle intenta hacer migas con la guardia pero tampoco le funciona, seguro porque es rubia, lo suyo es tener pegue con las morenas.

De repente la camioneta da un frenon, todo salen volando y la guardia saca su pistola y le mete todo el cargador a su compañero. Oksana está encantada, sobre todo cuando le quita las esposas. Justo en ese instante alguien vuela la puerta y la ayuda a salir. Un tipo la espera con una moto lista y ambos se van. ¡Villanelle es libre otra vez!

¡Me aburres!

El motociclista la lleva a un departamento donde se encuentra con un hombre llamado Anton que le dice que a partir de ahora será él quien lidie con ella. Le pasa ropa y un objetivo nuevo y esa persona es ¡Konstantine! Las cosas se están moviendo. Eso sí, este hombre no tiene muy claro como lidiar con Eve, así que en cuanto le pasa la pistola, la rubia se lo carga porque le parece maleducado e idiota.

Luego utiliza el portátil que tenía ahí para buscar la información sobre Konstantine. Y lo siguiente que vemos es que se le aparece en su casa con una grabación de su hija pidiendo auxilio, así que la ha pillado también.

Villanelle le dice que lo matará como él quiera si pone de su parte y no arma lío. Además como plus, dejará libre a su familia por deferencia a los años que han trabajado juntos. Konstantine entonces decide empastillarse con Whisky que siempre es mejor que morir a balazos. O al menos eso creo yo, a saber, no estoy muy versada en estas cosas.

El caso es que mientras se toma las pastillas le dice a Villanelle que está orgulloso de ella, que es lo mejor que le pasó en la vida, que la quiere más que a su propia hija. Y a ella se le inundan los ojos de lágrimas, pero aún así le dice que se siga tomando las pastillas porque tiene claro que el trabajo es primero. Entonces él le lanza el vaso a la cara y aprovecha la distracción para darle con un tronco de la chimenea con toda su fuerza y salir corriendo.

Konstantin alcanza a llegar hasta su lancha en lo que la rubia se recupera del noqueo que le ha metido. Y le pinta un dedo mientras se escapa. Villanelle se queda cabreadísima y le promete despellejar a su familia como venganza.

Eve por su parte no para de llamar a Niko intentando que le conteste sin éxito mientras revisa junto a Keny metraje de las cintas de seguridad de la cárcel. En esas están cuando descubren que Villanelle estaba dentro y que ¡Carolyn se encontró con ella! Y hasta aquí nos quedamos en este episodio. ¡Menudo giro nos han dado con esto!