La semana pasada Katherine le pidió a Robin (nuestra nueva lesbiana favorita) que se marchara de su casa para luego confesarle que empezaba a sentir cosas por ellas y terminar en la camita. Hay que ver que la velocidad que llevan estas dos con la relación supera la de la luz.

Esta semana nuestro episodio comienza justo donde lo dejamos, en el «letto» donde Katherine macera lo que acaba de pasar entre ellas:

Katherine y Robin

Cara de ¡madre mía que he hecho anoche!

La mujer obviamente está un tanto confusa y no sabe que conclusión sacar de la noche de pasión que ha compartido con la ex stripper más sexy que ha conocido. Pero no le da mucho tiempo a reflexionarlo porque entonces alguien toca a la puerta y le toca bajar.

Se trata de Susan, que está intentando retomar su amistad con ella y quiere llevarla a comprar zapatos de esos que le gustaba llevar a Olivia Spencer (por lo carotes). El caso es que Katherine está más preocupada por la mujer que tiene en la cama que por zapatos de diseñador y se niega.

Susan está en pleno momento de insistencia cuando Robin baja y la ve con Susan. Así que después de saludar amablemente a la visita, le planta un piquitido a Kat y dice:

Katherine y Robin

Yo no soy lesbiana pero mi novia si

Buenos días cariño, voy a preparar un café.

Y se marcha igual que como vino. Susan intenta despistar al enemigo preguntando: «¿Hay algo que quieras decirme?» y Katherine se queda con cara de «oops» que nos dice que si no estaba cómoda con la idea ella sola mucho menos con que lo sepa todo el barrio.

Esto me lleva a ofrecerles gratuitamente una nueva regla lesbicanaria:

Nunca beses a tu novia enfrente de sus amigas sin pedirle permiso previo.

El caso es que si el psicólogo no pudo ayudarte, siempre queda la pareja gay que todo el mundo conoce y ese mismísimo paso es el que sigue Katherine que se va derechito a la casa de Bob y Lee.

Robin está en la boda de una de sus primas, así que solo tengo un par de días para aclararme, ¿ahora soy gay?

Los chicos hacen las preguntas de rigor: que si le gustó, que si se siente cómoda, etc. Katherine contesta que ha sido más bien diferente. Un amor diverso dirían algunas. Los chicos le dicen que el que se haya acostado con una mujer no significa automáticamente que sea lesbiana y le recomiendan que intente conocer a Robin dejando el sexo de lado.

Kat les cuenta que hay un pequeño problema porque la cosa es que las dos ya viven juntas:

¡Eso es rápido!…a lo mejor si eres lesbiana

LOL, vale, es el tópico más grande del mundo pero yo me he reído muchísimo. De hecho, creo que la única que no se ha reído del asunto es Katherine que sigue traumatizada jeje.

Días después Robin que está en plena competición contra Arizona por el título de «la lesbiana más feliz», llega a casa y bromea a Katherine diciéndole que no quiere presionarla pero que le tocó el ramo jeje. Lo dicho va a la velocidad de la luz. Pero el caso es que cuando intenta besarla Kat retira la cara y entonces se da cuenta de que algo va mal.

¿Necesitamos hablar?, no lo hemos hecho desde que…pasó…

Katherine entonces empieza con la frase de la muerte, ya saben la clásica «eres genial pero…» y Robin capta rápido de que va el rollo. Básicamente la mujer le echa la culpa al alcohol, que seguramente nublo su vista heterosexual.

Pero Robin en lugar de irse con el corazón destrozado a ver capítulos de The L Word le contesta que eso es una mierda LOL.

Robin: No te voy a dejar echarle la culpa de lo que pasó al alcohol.
Katherine: Bien, entonces, sabes por lo que he pasado recientemente y a lo mejor estaba intentando olvidarme de ello contigo. Pero no me atraen las mujeres, así que no importa lo que fuera, no cuenta.
Robin: Sé como me tocaste y vi tu mirada cuando te tocaba. Puedes negarlo ahora, pero conectamos, y sí contó.

Y después de ese tierno beso, a Katherine no le queda otro remedio que aceptar que efectivamente, si que contó. Y así nos quedamos hasta el próximo episodio, ¿Qué futuro le ven a esta pareja?